Por: Andrea Guzmán
Durante años, el debate alrededor de la maternidad en el mundo corporativo ha cobrado matices muy diversos. Desde las políticas de maternity leave (baja por maternidad) hasta la flexibilidad de horarios, guarderías en el lugar de trabajo e inclusión de espacios para madres, mujeres alrededor del mundo han buscado una mayor consideración y apertura para aquellas que deciden tomar este papel.
Sin embargo, miles de mujeres alrededor del mundo siguen sufriendo los estragos y la falta de flexibilidad del día a día en el mundo corporativo. A esto se le conoce como maternal wall bias (“muro de parcialidad a las madres”), un concepto que explica cómo las empresas, jefes, colegas o comités de entrevista ven diferente a las mujeres que son madres de las mujeres que no lo son (que ya de por sí luchan en contra de la discriminación en el trabajo).
¿A qué nos referimos? A prácticas como no dar promociones de puesto a madres por la carga de trabajo que implica o incluso asumir que al estar trabajando desde casa están simplemente pasando tiempo con sus hijos y no enfocándose en sus resultados en el trabajo. Es decir, desde un inicio se considera que una mujer que es madre tendrá un desempeño menor y por ende se pone un muro frente a ella, limitando sus alcances dentro de la empresa y el desarrollo profesional al que pueda aspirar.
Y es que, ¿cuántas historias de discriminación a madres no hemos escuchado? ¿Cuántas veces no hemos oído que no contratan a mujeres porque pueden tener hijos? ¿O incluso mujeres que evitan mencionar que están embarazadas cuando están en un proceso de contratación por miedo a que esto afecte la decisión de la empresa y decidan no darle el trabajo?
El problema, más que una manifestación de las consecuencias de ser madre, está mucho más atrás: se encuentra en el concepto de la maternidad vs el mundo laboral. Por alguna razón alguien decidió que uno no iba con el otro y que para tener una buena carrera profesional necesitas dejar de lado tus labores de maternidad o incluso elegir no ser madre. O que si eliges ser madre, no puedes comprometerte a una trayectoria en alguna empresa.
Este es el concepto que queremos retar, y retar desde la raíz. En lugar de pensar “¿Cómo le hacemos para contratar a madres sin que esto sea un peligro para la empresa?”, hay que voltear la narrativa y decir: “Queremos contratar a madres y darles el espacio profesional y condiciones para que crezcan como cualquier otro empleado”.
Ser madre es una actividad de las muchas que tienen las mujeres en su día a día, no una condición limitante.
Empresas como Accenture han empezado a asumir esta forma de pensar con compromisos como contratar a 150 madres este año en posiciones de consultoría, estrategia y tecnología. En colaboración con The Mom Project, un proyecto que conecta a mujeres con espacios laborales, Accenture busca no sólo crear puestos para estas mujeres, sino realmente darles un espacio para crear una carrera a largo plazo.
Este planteamiento debe venir acompañado de políticas de flexibilidad como horarios de trabajo variables, elección de cantidad de horas de trabajo al día de acuerdo a las necesidades de cada persona, y posibilidad de trabajar de manera remota independientemente del puesto. Si queremos incluir a madres en el espacio de trabajo, debemos contratar a madres y darles las herramientas para explorar su potencial.
En el marco del Día de las Madres en México nos preguntamos: ¿crees que este tipo de iniciativas sean suficiente para empezar a reducir la discriminación a madres en el espacio laboral?